Los reiterados incidentes que involucran a elefantes de la India alcoholizados sumaron esta semana un nuevo capítulo (aunque en este caso, más que trágico, fue farandulesco). El tema es que la híper mediatizada, Paris Hilton, experta en el arte de los millones y el aburrimiento, manifestó ante los medios su preocupación por la suerte de los paquidermos indios, adictos a la cerveza de arroz: “"Los elefantes se emborrachan todo el tiempo. Se está volviendo realmente peligroso. Necesitamos dejar de abastecerles alcohol", aseguró en tono enfático la blonda representante del jet set.Las declaraciones hicieron punta en World Entertainment News Network y generaron satisfacción en ciertas organizaciones internacionales que bregan por la conservación de los animales en su entorno natural. Voceros de People for Animals afirmaron estar felices “de que Hilton haya destacado los recientes incidentes de elefantes salvajes en el noreste de India, que se vuelven locos tras beber cerveza de arroz hecha en casa y se matan".
Otros grupos defensores de los derechos de los animales fueron menos condescendientes, y si bien se alegraron de que la noticia de los elefantes se esparciera por el mundo, hicieron hincapié en que se debían aclarar las causas que los llevaban a ingresar en ciertos poblados de la India. "Los elefantes aparecen en los asentamientos humanos porque no tienen más hábitat, debido a la destrucción disipada de los bosques. Una celebridad como Hilton debiera enfocar su atención sobre ese hecho", declaró en tono algo crítico Soumyadeep Dutta, director de Nature's Beckon, uno de los principales grupos conservacionistas de la región.
De hecho, las ligeras afirmaciones de Hilton coinciden, en tiempo y forma, con una campaña montada por sus asesores y publicistas que buscan mejorar la imagen pública de la millonaria. Sin ir más lejos, sus voceros habían confirmado un viaje con fines benéficos a Ruanda, pero una vez satisfechos los anuncios y las fotos, se supo que el raid fue postergado para el año próximo sin confirmación de fechas.
La nueva buena imagen de Paris Hilton, que remite a estudiadas posturas ecologistas, safaris benéficos y honda preocupación por la suerte de los elefantes embriagados, llega –enhorabuena y más allá de las paradojas- luego de un periplo personal que la llevó a reincidir en conductas impropias de una “niña bien”: en efecto, la costumbre de conducir su vehículo bajo los efectos del alcohol y estupefacientes variopintos motivaron su alojamiento obligatorio en una cárcel norteamericana hace algunas semanas.
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