Un grupo de narcotraficantes que habita en la favela Parada de Lucas, en la zona norte de Río de Janeiro, decidió bloquear con portones algunos accesos al barrio, de manera de dificultar la circulación de habitantes y, sobre todo, de las fuerzas policiales.
El cerco cumple un doble objetivo, por un lado, impide que la policía de Río pueda ingresar rápidamente a la favela, lo cual otorga tiempo a la banda a la hora de organizar una huida o resistir una “invasión” de parte de los uniformados. Por otra parte, implica una nueva fuente de ingresos para los narcos, puesto que son ellos mismos quienes venden a los moradores cada copia de las llaves de los portones, que cuesta alrededor de $25.
Un vecino del barrio explica resignado: “si quiero entrar por la calle de siempre tengo que comprarles una copia de la llave. Y si no tengo plata, no me queda otro remedio que hacer un largo rodeo para ingresar por otro lado”. Por si fuera poco, los traficantes son amantes de las buenas costumbres y, como en los consorcios de las zonas más elegantes, suelen sancionar a los lugareños que se olvidan de cerrar la puerta con llave.
0 comentarios:
Publicar un comentario