EL CRIMEN ORGANIZADO NO PERDONA NI A LOS MUERTOS

11/6/10

En el transcurso del año 2009 el Cementerio de Nápoles, Italia, fue objeto de un extraño despojo: desaparecieron 5.000 ataúdes hechos con madera de roble. Al parecer, los ladrones usaron los cajones para hacer leña y, posteriormente, la vendieron a panaderías y pizzerías napolitanas. De acuerdo a la tradición, la verdadera pizza de Nápoles debe ser cocinada en un horno de piedra con madera de roble, para dejarle un aroma especial a la masa.

Los investigadores italianos tienen bajo la lupa a una organización mafiosa que “armó un verdadero mercado de ataúdes robados. Ellos les venden la madera a propietarios de panaderías y pizzerías que buscan ahorrarse un poco de dinero en leña”, explicaron desde la policía. Los pizzeros dicen que la culpa es del roble, que cada día está más caro.

Al mismo tiempo que en Italia la pizza exudaba aroma a muerto, en Cleveland, Estados Unidos, los narcos comenzaron a robar casas funerarias para poder hacerse de unos químicos que sirven para embalsamar cadáveres. Según expusieron fuentes policiales, los ladrones usan ese material para sintetizar ciertas drogas caseras que se venden como pan caliente entre los consumidores de bajo poder adquisitivo.

Hace algunas semanas, en un establecimiento de sepelios norteamericano, los delincuentes llegaron al absurdo de llevarse, además de los químicos, un coche fúnebre. A poco de andar en el vehículo robado, los cacos descubrieron que en la parte de atrás había un cadáver pulcramente instalado dentro de su cajón. Ahí nomás lo bajaron del auto y, para exhibir una cuota de bonhomía, mandaron una nota anónima a la policía para avisar dónde dejaron el fiambre. “Somos ladrones, claro. Pero con los muertos no se juega”, dijeron.

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