EN PUNTA ALTA, LOS TESTIGOS FALSOS NO TRANSPIRAN

26/11/09

Ayer a la tarde, un joven de 18 años se presentó en una comisaría de Punta Alta para prestar declaración como testigo de un robo. El muchacho brindó su testimonio y, antes de irse, pidió permiso para pasar al baño. Un ratito después reapareció en la sala principal, saludó –correcto, como buen testigo– y partió presuroso.

No había pasado ni media hora cuando, con la boca abierta por la sorpresa, uno de los policías les avisó a sus colegas que no encontraba su escopeta Ithaca. Los oficiales revisaron por todas partes, pero nada. Entonces, decidieron pensar un rato y, al cabo de tres o cuatros balbuceos, salieron puteando a la calle en busca del testigo.

Lo encontraron enseguida; el pibe iba caminando rapidito, con el brazo derecho apretado sobre el pecho y un bulto alargado que se le escabullía debajo de las pilchas… ¡Adentro!

Según cita un cable de la agencia Télam, el parte policial que describe el hurto dice que "tras brindar el testimonio, el muchacho se dirigió a un sector de la comisaría y se apoderó de una escopeta Ithaca, la escondió entre sus ropas y, sin que los uniformados se percataran, salió de la seccional como si nada hubiera pasado".

Finalmente, aunque con un estatus diferente, el joven volvió a la comisaría: está acusado de hurto y tenencia ilegal de arma de fuego. Ahora, los que juegan de testigos, son los propios policías.

2 comentarios:

gacela dijo...

jaja es muy buena la crónica, evidentemente se cae el mito de "está transpirando como testigo falso". Un abrazo

Es cierto, estimado Don Gacela. Cuando los testigos falsos no sudan, la transpiración corre por cuenta de la Policía... no es fácil andar trotando por la plaza del pueblo detrás de los ladrones de escopetas. ¿La Bonaerense usará Rexona?