LA FIEBRE DEL ORO ENCONTRÓ SU NOVALGINA

24/11/09

En los últimos meses, fogoneado por la crisis financiera internacional y el retroceso del dólar, el oro se convirtió en refugio de muchos inversores. No sólo compraron lingotes los grandes operadores y fondos de inversión, sino que también lo hicieron algunos pequeños ahorristas. Como consecuencia de ese proceso, el precio del oro aumento un 32% a lo largo de 2009.

La fiebre dorada aportó buenas ganancias a quienes hicieron su compra a tiempo pero, en forma paralela, generó un problema que comienza a eclosionar en estos días: ¡no hay espacio para guardar tantos lingotes!

Ningún cráneo de Wall Street previó que los cofres iban a colapsar y, debido a eso, algunos bancos empezaron a tomar decisiones antipáticas: el HSBC Plc, propietario de una de las mayores bóvedas de Estados Unidos, les pidió a sus clientes minoristas que retiren sus pertenencias de la fortaleza que la entidad posee en el centro de Manhattan.

El banco explicó que los pequeños y medianos ahorristas no son lo suficientemente rentables, y quiere que liberen su espacio para albergar los lingotes de los grandes inversores, que son quienes brindan mayores ganancias a la entidad.

A la luz de esos acontecimientos, Manhattan se transformó en un hormiguero: los inversores afectados (acompañados de cerca por las empresas de seguridad) corren contrarreloj para retirar sus posesiones en plata, platino y oro antes de que se cumpla el plazo otorgado por el HSBC. No es para menos, el banco envió una carta a sus clientes exigiéndoles que se lleven sus pertenencias o, caso contrario, el HSBC se las dejará en la puerta de sus domicilios.

2 comentarios:

Turco dijo...

Ahh! "gauchito" el HSBC... Este mundo parece que siempre va a regirse por la ley del "Cuánto tenés, cuánto valés".
De todas maneras, me encantaría tener "el gran problema" de los "pequeños" ahorristas del HSBC...

Mire, don Turco, si llega a conocer a algún "pequeño ahorrista" que tenga problemas de espacio con el oro, podemos ofrecerle un lugarcito en la cucha de la perra: creo que el rinconcito alcanza para guardar dos o tres lingotes y cinco monedas. Eso sí, habría qué combinar cuánto sería el alquiler.