
La modista también inventó otros accesorios: un monedero con forma de cubierta de automóvil y un bolso que se transforma en matafuegos. "Para los japoneses, sencillamente es mejor ocultarse. Sería demasiado vergonzoso armar un alboroto" aseguró Tsukioka al The New York Times. La diseñadora ya vendió alrededor de veinte polleras y cobró ochocientos dólares por cada prenda.
Y estos no son los únicos inventos que ha diseñado en beneficio de la defensa personal. También hay uniformes escolares a prueba de puñaladas y libros que aconsejan a los padres sobre cómo vestir a sus hijos sin que llamen la atención.
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