
En esas cavilaciones andaba una proletaria vaca cordobesa cuando, a puro instinto, percibió que iba camino al matadero. Hizo presión, como pudo, y a fuerza de pisotones se abrió paso entre sus congéneres. A la pasada, les semblanteó las miradas y vio que todas llevaban la inconfundible huella que deja la resignación cuando se intuye que se está en la puerta de la última tristeza.
Los muchachos del matadero no pudieron explicar los detalles, pero la vaca se escabulló entre los camiones y escapó en una loca carrera rumbo al centro de la ciudad de Morteros. Según resumió el informe policial, “circulaba descontrolada, arremetiendo contra personas y vehículos”.
Los muchachos del matadero no pudieron explicar los detalles, pero la vaca se escabulló entre los camiones y escapó en una loca carrera rumbo al centro de la ciudad de Morteros. Según resumió el informe policial, “circulaba descontrolada, arremetiendo contra personas y vehículos”.

Un vecino comedido, de esos que nunca faltan, aportó lo suyo, y embistió a la rumiante libertaria con su Renault 6; la vaquita aguantó como pudo, pero quedó a tiro del nocaut. Fue entonces cuando, cansados de tanto alboroto, un par de policías de Morteros cortaron por lo sano y, al verla acorralada, tomaron una prudente distancia (por si las moscas) y le pusieron un par de balazos a la altura del cuello.
Los 500 kilos de pura vaca cordobesa se desparramaron por el suelo. Según cuentan en el pueblo, hubo varios testigos que siguieron conmovidos el episodio y, aunque son amantes del asado, llevan varios días sin probar un gramo de carne.
Los 500 kilos de pura vaca cordobesa se desparramaron por el suelo. Según cuentan en el pueblo, hubo varios testigos que siguieron conmovidos el episodio y, aunque son amantes del asado, llevan varios días sin probar un gramo de carne.
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