
Sin embargo, cabe aclarar que los premios que ha acumulado Cufré a lo largo de su historia se reducen a cuatro tortas pro viaje de egresados de alumnos de escuelas públicas, dos botellas de licor de anís, cinco discos viejos, una bicicleta, dos viajes a Potrero de Funes y uno a las termas de Villa Elisa; pero nunca un pleno en la ruleta, un quini, un prode, ni nada que se le parezca. Dejamos debidamente asentado este punto para que los amigos de lo ajeno no se hagan ilusiones. No hay efectivo, así que chorros: ¡abstenerse!
También se debe destacar que Gustavo obtuvo los premios tunelísticos a través de un sorteo probo y transparente, mal que les pese a ciertas voces agoreras que resaltaban, con lógica 100% argento, que el triunfo se debía a que era amigo de la casa, o a que había sido el conductor de El Túnel en sus años mozos.
No, no. Nada de eso. Fue un triunfo justo, y si tienen dudas pregúntenle a Nicola Cufré Giorgetti, su hijo (quien ligó de rebote un DVD del Efecto Mozart que potenciará, su ya de por sí robusto, poder cognitivo). Se sabe, los niños y los borrachos nunca mienten.

¡Felicidades, campeón! Escuchar El Túnel siempre tiene premio.
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