En Neuquén acaba de iniciarse un juicio oral y público contra cinco trabajadores de Chos Malal que están acusados de realizar pintadas en un edificio de esa ciudad, con consignas contrarias al exgobernador de esa provincia, Jorge Sobisch, a quien señalaban como responsable político del asesinato de Carlos Fuentealba.
Fuentealba era un docente que murió a manos de la policía durante una manifestación de protesta realizada por los maestros neuquinos en 2007. Meses después del asesinato, los seguidores del entonces gobernador, que además se candidateaba como postulante a la presidencia de Argentina, solían pintar las paredes con la leyenda: “Sobisch 100% preparado”. Era común entonces que, trabajadores de distintos gremios y activistas de movimientos sociales que reclamaban castigo para los culpables del crimen de Fuentealba repintasen esas inscripciones a favor del gobernador agregándole, abajo, el término “asesino”.
En ese contexto, y aunque suene descabellado, los cinco trabajadores de Chos Malal que pertenecen a la Central de Trabajadores Argentinos fueron procesados por “daño agravado” aunque, según explica su abogado defensor, “no existe ninguna prueba para sindicar el delito”. De hecho, la causa se inició mediante el testimonio de dos policías que, a ochenta metros de distancia, dijeron haber visto cómo un grupo de encapuchados pintaba la palabra “asesino” en un edificio. Se comenta en Neuquén que esa mirada biónica de los uniformados terminó estampando a la justicia contra la pared.
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