CORAZÓN DE HIERRO: EN INGLATERRA MARCUS MURIÓ POR GOLEADA

15/9/09

Cuentan que a la hora de la votación, en la escuela primaria de Lydd, lo único que resaltaba en la pared del aula era un mustio cuadro de Margaret Thatcher. Los 14 chicos, que tenían entre 6 y 11 años, se aprestaban a dar una muestra de pragmatismo, severidad y férrea doctrina de mercado, digna de la otrora “dama de hierro”.

Los alumnos debían votar qué destino le darían a Marcus, un cordero que habían criado desde su nacimiento, como parte de un proyecto de escuela-granja que se realizaba en el colegio. La granja escolar había comenzado a implementarse en Lydd a principios de 2009, y los chicos no sólo alimentaban y cuidaban (a veces hasta lo mimaban) a Marcus, sino que hacían lo propio con patos, pollos, conejos y conejillos de Indias.

En fin, el tema es que los alumnos, además de encargarse de los animales, recibían formación sobre los diversos aspectos de la vida granjera y, a entender de las autoridades del establecimiento, había llegado el momento de decidir qué hacer con Marcus: tenerlo como mascota (ya que era un macho castrado que no servía para la reproducción), o mandarlo al matadero (y con el dinero obtenido comprar un cerdo para incorporar a la granja).

Afuera del aula, padres y hermanos de los votantes esperaban que termine el escrutinio, y descontaban que el veredicto iba a ser la absolución y posterior coronación de Marcus como mascota oficial del colegio. Al fin de cuentas, quien más, quien menos, todos habían acariciado alguna vez al simpático cordero.

Finalizada la votación, se inició el conteo y, dos minutos más tarde, pudo leerse en la pizarra: “VOTOS: MATADERO 13 - MASCOTA 1 ”… Marcus no lo podía creer. Margaret sí, sus dientes parecían más blancos que nunca en la sonrisa del cuadro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ja.. muy buena noticia!! Margaret siempre fue una "oveja negra", ¿qué otra cosa se podía esperar?, ¡Qué crueldad la de los pibes!

Así es la vida, ¿no! Un día la tía Margaret se levantó con hambre, abandonó el té inglés, bajó del cuadro y, sin hacer muchas olas, se morfó al corderito.