Finalmente, gracias a una oportuna nota del diario Crítica, quedó desmitificado un asunto perturbador para madres y padres primerizos: la culpa de que los bebés vivan perdiendo pis y caca no es de papá y mamá, sino de los fabricantes de pañales.
Según un informe del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el 80% de los pañales descartables que se venden en Argentina incumple con las normativas de fabricación que rigen para esa clase de productos: irregularidades en las dimensiones del pañal, incapacidad para retener líquidos y desborde de materia orgánica son algunas de las falencias detectadas por los especialistas.
Según un informe del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el 80% de los pañales descartables que se venden en Argentina incumple con las normativas de fabricación que rigen para esa clase de productos: irregularidades en las dimensiones del pañal, incapacidad para retener líquidos y desborde de materia orgánica son algunas de las falencias detectadas por los especialistas.
Eso implica que cuando los chicos aparecen chorreados, no es simplemente porque el padre o la madre colocaron mal el pañal descartable. ¡No señor, no señora! El tema de fondo es que sólo el 20% de los pañales son confiables, el resto hace agua por todas partes.
Los vecinos del populoso barrio de Los Hornos, en La Plata, comprenden ahora a Gigí (una connotada ciudadana de esa zona, y madre primeriza), quien hace algunos meses alteró la tranquilidad pueblerina cuando salió a la calle gritando: ―No sé qué hacer, ¡este bebé pierde agua!
No era cuestión del bebé, Gigí, sino del pañal. Habrá que probar con otra marca.
Los vecinos del populoso barrio de Los Hornos, en La Plata, comprenden ahora a Gigí (una connotada ciudadana de esa zona, y madre primeriza), quien hace algunos meses alteró la tranquilidad pueblerina cuando salió a la calle gritando: ―No sé qué hacer, ¡este bebé pierde agua!
No era cuestión del bebé, Gigí, sino del pañal. Habrá que probar con otra marca.
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