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El martes pasado, cuando promediaba la madrugada en el municipio de Passo Fundo (Estado de Rio Grande do Sul, Brasil), un ladrón robó un auto azul marca Monza, modelo ´83, que estaba estacionado en el centro de esa ciudad.El ratero arrancó y pisó el acelerador a fondo. Un rato después, reparó que en el asiento de atrás se encontraba un niño de 5 años, que dormía profundamente. Al parecer, la ternura de ese cuadro ablandó el corazón del chorro, quien, sin dudarlo un segundo, estacionó el auto, fue hasta un teléfono público y dio aviso a la policía.
En la breve charla telefónica que mantuvo con un agente de la comisaría, el ladrón reprochó la actitud de los padres, que habían dejado al niño solo en el auto, e informó la dirección en la que decidió estacionar el vehículo.
Al cabo de unos minutos, la policía recuperó al auto y al niño y, luego de un rato, se pudo averiguar que los padres estaban en un bar del centro, bebiéndose unos tragos. Ahora, los papás del chico deberán presentarse ante el Consejo Tutelar del municipio, para dar explicaciones sobre el abandono temporal de la criatura.
En cuanto al ladrón de espíritu piadoso, nadie pudo encontrar huellas que permitan conocer su paradero.
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