
Dos estudios de ADN, y su comparación con las diferentes pruebas que habían sido encontradas en 1980 en el lugar del crimen, permitieron establecer la inocencia de Woodward ante el juzgado. “No tengo palabras para expresar la trágica historia que tuve que soportar. Gracias a Dios existe Innocence Project. Sin ellos no sería libre, me habría muerto en la prisión”, dijo el estadounidense tras ser liberado, casi tres décadas después.
La injusticia en EE.UU. tiene origen y color: hispanos y negros
A partir de 1990, con la popularización de los estudios de ADN, más de 200 personas que cumplían condenas fueron absueltas en Estados Unidos luego de comprobarse su inocencia. El 60% de ellos eran negros (como Woodward), o ciudadanos de origen hispano. Varios de los exculpados esperaban su turno para ser ejecutados. ¿Qué pasa con la venda que tapa los ojos de la señora Justicia? ¿Acaso no todas las personas son iguales ante la ley? No es que queramos pecar de pesimistas, pero a veces parece que Miss Legalidad tiene un registro miope de la realidad. Menos mal que, de vez en cuando, las pruebas de ADN se empecinan y la obligan a enfocar correctamente. La culpa no es del chancho ni del elefante. ¿Quién les da de comer?
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