Empleados del lugar se justificaron diciendo que los leones habían sido llevados a otro zoo para facilitar su apareamiento y, mientras tanto, sus jaulas fueron ocupadas por perros. Además, a modo de mea culpa, dijeron que se habían olvidado de modificar los carteles que indican la especie a la que corresponden los animales. Sin embargo, no encontraron argumentos para explicar porqué en
el compartimento en el cual se anunciaban "reptiles exóticos" habían colocado un grupo de ratas que no tenían la menor idea de cómo se reptaba.
El zoo estaba gestionado por un empresario chino que, aunque nacido lejos de nuestras pampas, parecía cargar con el gen del argentino chanta que, según el estereotipo, se especializa en vender gato por liebre.