El tiempo es veloz, decía una vieja canción de David Lebón, y así lo entendieron los científicos qataríes que comenzaron a planear diversas obras para hacer más llevadero el calor del Emirato que será sede de la Copa del Mundo de fútbol en 2022. Ya fue establecido que el Mundial se jugará entre los meses de junio y julio, época en que la temperatura de Qatar oscila entre los 40° y 50° de temperatura.
Por ese motivo, los estadios que se están diseñando contarán con enormes paneles solares que captarán la energía necesaria para refrigerar el campo de juego y las tribunas. Como eso no será suficiente, prevén la construcción de nubes artificiales con estructura de carbono y fibra de vidrio que estarán suspendidas sobre los estadios gracias a cuatro poderosos motores accionados con energía solar.
Dado que las nubes de juguete podrán manejarse desde teléfonos inteligentes, los qataríes proyectan diseñarlas en diferentes tamaños para orientarlas a los lugares donde hagan falta. De esa forma, servirán de escudo contra el efecto abrasador del sol y brindarán sombra a estacionamientos, plazas y lugares de gran concurrencia de público.
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