El mundo y sus habitantes están de la cabeza. ¿Quién lo duda! El sinsentido se esconde detrás de la línea editorial (y las corrientes de acción) de gran parte de la humanidad. Dispuestos a no ser originales y, por ende, conservando nuestros pies dentro del plato de la enajenación cotidiana, hace un año y medio lanzamos al aire una desconcertante propuesta: le planteamos al por entonces ministro de Economía de la Nación, Martín Lousteau, por qué no se fijaba un porcentaje de retención a las exportaciones de futbolistas argentinos a Europa.La afiebrada propuesta causó impacto entre los más connotados economistas del país (la conmoción fue tal, que más de uno quedó descompensado por el ataque de risa). Pero nosotros insistimos… al fin de cuentas, ¿la cesión de derechos federativos de los jugadores de fútbol no se paga con la misma moneda que la soja?
El tema, finalmente, quedó enterrado por Resolución 125, la protesta del campo, la renuncia de Lousteau, la crisis financiera internacional, la muerte de Michael Jackson, la gripe porcina, el calentamiento global, el aumento de tarifas de servicios públicos, etc. Sin embargo, hoy a la mañana, la golondrina hizo verano: en un informe del suplemento deportivo del diario Clarín hicieron cuentas, y más cuentas, y llegaron a la conclusión que en la última década se vendieron al exterior 393 jugadores argentinos, por una suma total de U$S 1.067 millones (sin ir más lejos, en 2009 ya van 53 pases por U$S 110 millones).
A ver, a ver… las retenciones a la soja están en el 35%. Los jugadores no contaminan con glifosato, pero igual les aplicaríamos 35 puntos porcentuales: (1.067x35)/100=373,45. Si llevamos los dólares a pesos, al cambio de hoy: 373,45x3,84=1434,05.
Ergo, en los últimos 10 años el Estado podría haber recaudado $1434,05 millones. ¡De nada!, Boudou.
¿Cómo? ¿Qué estamos del moño? ¡No me diga!
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