LA VIDA ES UNA MONEDA (¿O SERÁ UNA TÓMBOLA?)

11/6/09

Ya lo dijo Jorge Valdano: la duda no es un buen lugar para quedarse mucho tiempo. Eso, o algo parecido, debió pensar una chica israelí llamada Annat, cuando decidió hacerle un regalo a su mamá. Annat tenía fama de ser expeditiva entre sus vecinos de Tel Aviv. Y ciertamente lo fue con el obsequio de su madre.

La chica le compró un mullido colchón, dado que su mamá dormía desde hacía mucho en uno que estaba raído y desvencijado. Luego, se aseguró de que la señora hubiese salido de casa y, con un poco de ayuda, subió el obsequio hasta el departamento. Para que la sorpresa fuese completa, agarró el viejo colchón y lo arrastró hasta el contenedor de basura que había en la calle. Volvió y dejó la cama bien tendida.

Cuando la señora se fue a dormir esa noche, casi se muere de un infarto. Buscó el teléfono y llamó a los gritos a su hija. Annat no entendía porqué su madre le preguntaba de forma insistente dónde estaba el colchón viejo. No le murmuró un “muchas gracias por el regalo”, tampoco un “¡me gustó mucho el colchón, nena!” No, nada de eso. Sólo un llanto apenas sofocado y una confesión: ─Sabés lo que pasa, Annat, dentro de ese colchón estropeado yo escondía los ahorros de toda mi vida.

Ya pasaron varios días desde el episodio. Todavía decenas de operarios, parientes y cazafortunas siguen revolviendo desperdicios en el basurero municipal de Khyria, cerca de Tel Aviv. Hasta ahora no hay señales del colchón viejo. Tampoco del casi millón de dólares que dormía en su interior.

“La vida es una moneda, quien la rebusca la tiene,
ojo que hablo de monedas y no de gruesos billetes…
Sólo se trata de vivir, ésa es la historia…
A lo mejor resulta bien...”.
(Fito Páez)

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