Ya somos diciembre, diría alguna abuela o tía-abuela del barrio en un desparramo de leguaje coloquial. Y es así, nomás. A punto tal, que media humanidad corre de un lado para otro en procura del tan mentado balance de fin de año. Mientras, la otra mitad, también corre, pero en busca de un amplio surtido de productos (léase bebestible, comestible y explotable) que la aturda lo suficiente como para no pensar en balance ninguno, ni en nada que se le parezca.Lejos de los pretendidos balances, y aturdidos más por naturaleza que por las burbujas de ocasión, quienes integramos “El Túnel y los tiempos” les dejamos un fuerte abrazo y nuestros mejores deseos para el 2008.
Gracias por habernos acompañado este año. Y pónganse las pilas como para seguir juntos el que viene, porque no nos tomamos vacaciones. Eso sí, tengan paciencia, porque a pesar del promovido deseo de que el nuevo año trae vida nueva, o de aquella inveterada creencia que sugiere que a partir del primero de enero todo cambia para bien, tenemos el penoso deber de defraudarlos y comunicarles que: ustedes, mal o bien, seguirán siendo ustedes en 2008; y sus vidas, con sus culpitas lavadas y planchaditas –o a medio planchar-, seguirán también siendo sus vidas...pero tranquilos, las mismas abuelas o tías-abuelas del principio dirían que “no hay mal que dure 100 años”. Así que ya ven, ¡cómo no vamos a tener motivos para festejar!
¡Lo mejor para todos en 2008 (y siempre)!
El Túnel y los tiempos
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